sábado, 30 de mayo de 2015

Mi comentario (y DISERTACIÓN) a "Mr. Mercedes" de Stephen King

Stephen King por los cuatro costados Buena trama y estructura, fácil lectura y entretenida y cautivadora historia de suspense o thriller. Cuando uno lee a este genio, o sus negros, del suspense y del best-seller supongo que busca eso un poco. En mi caso lo que he buscado ha sido escuchar esta vez una novela íntegramente, mientras salgo a correr, andar o simplemente estoy tranquilo en el sofá de casa. Eso se puede hacer con una novela de King porque no hay que desmenuzar la forma. Para un lector ciego o deficiente visual como es mi caso, hay novelas que no son para escucharlas solamente porque la lectura misma es, en sí, el mayor placer. Pongamos un clásico, Cortázar, Conrad o el propio Pérez-Reverte. En esos casos los deficientes visuales debemos leerla en un Ipad con la letra en tamaño y contraste adecuado para su disfrute. El ciego total es preferible que lo lea en braille. ¿Por qué?. Porque en formato tinta (digital o real) o en formato braille nuestro cerebro es el dueño del suministro del gozo por la lectura mientras que si lo remitimos al oído, hay una servidumbre en función de la velocidad lectora e incluso, en los textos grabados por voz humana, a la entonación que el lector que lo ha grabado con su voz, haya querido darle. Por esa razón yo, personalmente, que suelo leer híbrido con el Ipad y su accesibilidad (voice over) lo prefiero a escucharlo en un texto grabado por un lector humano.
En este punto  aclaro que la ONCE hace un enorme trabajo adaptando los libros tanto al braille como a sonido, grabándolos por locutores profesiones para ponerlo a disposición de las personas ciegas, y este trabajo ha servido para que cientos de miles de personas en España hayan podido acceder a la lectura, a la formación, etc. Es una labor encomiable como todo lo que hace la ONCE gracias a la solidaridad de sus clientes. Lo único que yo matizo es que hay libros y libros. Y cuando se trata de LITERATURA con mayúsculas es preferible el braille o el texto digital que el sonido porque activaa, a mi entender otra región cognitiva, otro nivel, y es allí donde se produce el gozo por la literatura.
Pero volvamos al Señor Mercedes.
Intriga, terror, suspense..., todos los condimentos del autor para una obra que se engulle.
Otra cosa bien distinta es la traducción. Estoy harto, pero harto, de encontrarme traductores de best-seller que no saben escribir. La primera vez, uno que es benevolente, quiere pensar bien. A la segunda se decepciona y cuando pasa más de 5 veces monta en cólera.
Así, cuando apareció en esta novela el primer laísmo escrito, que manda güebos dónde le darían el título al amigo, quise pensar que el personaje que hablaba, allá en Estados Unidos tendría que tener un marcado dialecto y que el traductor aquí lo habría hecho así para transmitir la misma sensación que debiera sentir el lector en versión original. ¡Qué sagaz!, pensé. Unos capítulos más tarde vi que no, su sagacidad había volado. Tenía laísmo hasta el narrador omniscente. ¡La madre que lo parió!. Quien me conoce sabe que soy defensor de mantener los rasgos dialectales en el habla. Que nadie habla mejor que nadie en este país de mezcolanza de culturas. Que un murciano como yo se come las eses implosivas como lo hacen 300 millones de hispanohablantes contando con los dialectos americanos. Pero, de ahí a escribirlo. Ni nosotros ponemos una h en lugar de esa s implosiva ni un catalán, cuando no habla en su dialecto occitano, dibuja un charco en lugar de la l líquida.
Quiero decir que es una falta de ortografía sintáctica y esta novela está plagada, afeando de modo notable su lectura.
Por lo demás bien, la he disfrutado mucho.

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