sábado, 8 de febrero de 2020

Mi comentario a a “El bar de las grandes esperanzas” de J.R. Moehringer

 Una novela maravillosa, de un gran contador de historias. Y de eso va, de las historias que forjan la propia del narrador en un entorno, un bar el “Dikens”, más tarde “Publicans”. Un lugar mágico donde la literatura, la música (ahora mismo, mientras escribo esto, escucho a Sinatra para invocarlo de alguna forma), el juego, pero sobre todo, lo humano, aflora de unos personajes geniales, casi fantásticos y repletos de humanidad pro encima de clichés. Hay mucho de Irving. No creo que esté en la misma altura literaria pero tiene momentos brillantes de literatura en mayúsculas, de descripción de sensaciones y su humor, en ocasiones hilarante, está desprovisto de la paranoia del de aquél para hacerlo más blanco, más cercano.
Un libro del que difícilmente pasarán una página sin que se te dibuje una sonrisa en la cara.  Los que conocen lo que hay de sagrado en los lazos que se unen en los bares, lo disfrutarán; los que se han ido construyendo a base de descubrirse en situaciones cómicas y en dramas convencionales, lo disfrutarán igual. 
Qué forma de narrar, voy a leer, sin duda, más cosas de este autor.

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