domingo, 19 de noviembre de 2017

Mi comentario a “El Gran Gatsby” de F Scott Fitzgerald



 Me aventuré con este clásico porque me gusta intercalar lecuras nuevas con lecturas que tenía que haber hecho en su momento, que, por lo que fuera no hice, pero que, en teoría, nunca es tarde. En teoría digo porque siempre faltará tiempo en una vida para leer todo lo que deberíamos leer y sería estupendo presentir qué libros son absolutamente imprescindibles para alimentarte y crecer. Por otro lado, pienso que de todos se saca algo. Bueno.. de la mayoría.

Pero al caso. Se trata ésta de una obra que está incluida en la mayoría de listados y cánones de las grandes obras de la literatura universal. El hecho de que yo no la ponga allí me da que pensar y me impulsa a su relectura y a ver las películas, la clásica y la de hace unos años, que versionan esta historia de Scott Fitzgerald.

Lo primero que me pasa con estas obras clásicas, leídas en ediciones antiguas, es que me decepciona la traducción. Cuando llegas al momento en el que dicen que “introduce a Gatsby” por “presenta a Gatsby” empiezas a cuestionarte todo y a entender que mucha culpa de que no te cautive la novela la tiene el traductor.

Se trata de una historia de celos y anhelos que ponen al lector ante cuestiones universales, de ahí que sea un clásico, como la relativa importancia de tener todo lo que se puede adquirir y anhelar lo que no está a la venta.

Como digo. Vale, pero tengo que seguir trabajándomela y leerla en otra edición y traducción.

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