miércoles, 22 de octubre de 2014

Mi crítica literaria: "La sangre de los libros"

Deliciosa, didáctica, motivadora. Es una de esos libros cuya lectura reconforta y reconcilia a uno consigo mismo, pues descubre que aún lo que rodea a aquellas obras que tantos y tan buenos sentimientos hicieron emerger,  les confiere si cabe un mayor tinte de humanidad y de grandeza.
Creo que es un libro que, al igual que ocurre con su predecesor “La noche en que Frankenstein leyó el Quijote”, que debería ser libro de texto en institutos y clubes de lectura. 
Cada fragmento, cada capítulo, cada historia encierra la historia menos conocida de otras historias conocidas o por descubrir, que son el legado de esos escritores homenajeados en cada página del libro. Son curiosidades o anécdotas divertidas, misteriosas o que tienen que ver incluso con las casualidades y la serendipia que insuflan mayor atractivo a las obras y autores clásicos de la literatura. Escritores como Cicerón, Virgilio, Quevedo, Becquer, Lope, Poe, Agatha Chrstie, Robert Graves y un largo etc., tan fríos y lejanos como parecían cuando los estudiábamos, se humanizan y se acercan conducidos de forma magistral por la narrativa de Posteguillo.
Y es que, para los que hemos tenido la suerte de conocerlo, escucharlo y charlar con él, no es extraño hablar de la prodigiosa didáctica que tiene el autor recientemente galardonado de nuevo por sus novelas históricas. Y es que Posteguillo es un prodigio en el sentido aquel con cuya acepción el diccionario de la Academia designa a aquellas personas que poseen una cualidad en grado extraordinario. A mi juicio el escritor valenciano tiene la cualidad de enseñar, de comunicar y de trasmitir, quizá en gran porte por el entusiasmo con que comparte sus amplios conocimientos en la materia.
Resumiendo. Una delicia de libro para leer, releer y leer a nuestros hijos, sembrando en ellos uno de los vicios más maravillosos que existen. El vicio de la lectura de los buenos libros, de los clásicos, volviendo a la academia, de aquéllos que poseen un valor magistral por la perfección de su estilo.
Puntuación, como siempre subjetiva:

Un 9 sobre 10.

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