Acostumbrado a las novelas escritas por el alter ego de John Banville, Benjamin Black, esta historia me parece más un divertimento que una novela policiaca en la línea de otras del mismo autor. Bien escrita, como no se puede esperar otra cosa de un gran escritor, y como saga de uno de sus personajes, la novela describe los acontecimientos y motivos de un crimen de libro, nunca mejor dicho, pues el contexto en el que se desarrolla podría haber sido descrito por la mismísima Agatha Christie. Un curra asesinado en la biblioteca de una casa señorial irlandesa.
Cuando comienzas a leerlo parece que estás jugando al Clueco. No obstante, el autor va adentrándose poco a poco en los matices que construyen una trama de secretos y ocultaciones que es atemporal.
No es, por tanto, una novela que sorprenda por originalidad, aunque siempre es un placer leer a Banville (Benjamin Black) y no en vano ha sido premio RBA de novela policíaca.
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