Seguimos del tirón, con la saga benemérita ya por
antonomasia, y nos encontramos, a mi juicio, con una de las más redondas,
elaboradas y maduras de las novelas que hasta ahora he leído del autor. En ella
no sólo se nota la madurez narrativa, sino principalmente, la madurez de los
personajes y la sutileza en el humor, que es síntoma inequívoco de destreza y
de moverse en un entorno totalmente bajo control. Es más descriptiva, con más
monólogo interior, juicios y reflexiones. Aprovecha la intimidad y el conocimiento
mutuo de los personajes, para jugar con lo sobreentendido, tanto en los
personajes como en el lector. Me ha parecido muy interesante esta nueva
perspectiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario