domingo, 28 de enero de 2018

Mi comentario a "El hombre que se fue a Marte porque quería estar solo" de David M. Barnett



Precioso. Maravilloso. Un canto a la ESPERANZA que te reconcilia con la humanidad.Se trata de una de esas lecturas apasionantes y que te marcan.

Bien escrito, bien traducido y magnífico en la disposición de la trama.   Me ha parecido tan fantástico y tan mágico que no pienso comentar de qué va. Hay que leerlo. 

Es de esos libros que a un lector de aceptable flujo de lecturas, le hace volverse a preguntar si no es la literatura la que te elige como lector. Y es que hay libros que parecen llamarte, sea por el título, la portada, o por algo subliminal.

Imagino que se puede afirmar que hay momentos en los que estamos predispuestos a disfrutar más con una lectura pero yo, creyente convencido de muchas cosas que no se pueden explicar, quiero creer que existe una suerte de Musa de la literatura, una Calíope que te pone en el camino libros especialmente nutritivos para cuidarte y hacerte mejor ser humano.


Me ha pasado con muchos, que no son obras maestras de la literatura, bueno, no todos ellos, pero que han aparecido en el momento adecuado. Recuerdo, entre otros: Edad Prohibida, leído con 14 años, El dios de las pequeñas cosas, El nombre de la Rosa, Los tres mosqueteros, Rayuela, El jardín olvidado, El Club Dumas, Un hombre llamado Ove, 

Añado ahora a todas ellas, ésta, que traslado al Olimpo de mi biblioteca, al mausoleo donde descansan esos libros que hay que releer cada cierto tiempo.

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