Pues sorprende esta novela japonesa que encierra, tras un escaparate de clichés, prejuicios y momentos hilarantes, una filosofía de vida que ya quisieran transmitir muchos autores de autoayuda.
Ríes y sientes con las peripecias de la protagonista y este insólito dependiente de una tienda de lencería. Ves cómo caen uno tras otro, prejuicios y estereotipos y va aflorando la verdad, sin artificios, sin disfraces. Es muy recomendable. Se lee en una sentada.
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