Una novela que no deja indiferente y hace reflexionar sobre el poder del periodismo, la prensa amarilla y los medios al servicio del poder.
En cuanto a lo formal, qué se puede decir del estilo de Vargas Llosa. Cualquier crítica resulta ridícula. De este libro destaco un fantástico y experimental estilo en el capítulo XX en el que van alternando los diálogos de unas escenas a otras sin distinción de párrafos ni separatas, componiendo un caleidoscopio sublime que impacta y muestra la grandeza de un gran escritor capaz de conjugar diferentes diálogos en un torrente de ritmo y literatura con mayúscula. En el momento en que aparece es como cuando uno va a un concierto de Springsteen y, después de dos horas y media de concierto, coge la guitarra y canta Thunder Road.
La trama está muy bien urdida. Hay momentos, casi podríamos decir escenas por la descripción del detalle erótico casi cinematográfico, tórridas y fuertes. Por supuesto, siempre mejor escritas que cualesquiera sombras de quien fuere y basura similar. Esos momentos aparecen como un recurso que adornan un thriller del Perú de la dictadura de Fujimori.
Muy recomendable.
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