Nuevamente nos transporte a otro escenario con Carey (tercera entrega, tercer continente) que describe de forma vívida y a la vez meticulosa y dinámica, sin que merme en lo más mínimo el vertiginoso ritmo de la novela. Tiene vaqueros, tiene indios, tiene tiene fanáticos religiosos. Es intemporal, cinematográfica y un placer que te atrapa y te deja noches sin dormir como ésta que acabo de pasar disfrutándola.
Merece mucho la pena. Se consolida en la actualidad como mi escritor fetiche del género y un maestro de la novela policiaca.
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